Cinco días después de la colisión en el aire entre un avión de pasajeros y un helicóptero militar que resultó en la muerte de 67 personas en Washington, los equipos de rescate lograron recuperar parte del fuselaje del avión en el río Potomac. Un gran barco grúa, asistido por una embarcación más pequeña, utilizó potentes correas para levantar los restos de la aeronave y trasladarlos a una barcaza de carga, marcando un importante avance en las operaciones de recuperación.

Las labores de rescate, que continuaron durante todo el lunes, se desarrollaron simultáneamente con las acciones para recuperar los cuerpos de las víctimas. Según el informe más reciente, publicado el domingo, ya se habían recuperado e identificado 55 cuerpos, y las autoridades locales expresaron su confianza en que todos los restos de las víctimas serán localizados. «Continuaremos la búsqueda hasta que tengamos a todos», afirmaron, con la esperanza de encontrar más cuerpos mientras continúan con la recuperación de los restos del avión.

Mientras tanto, el presidente Donald Trump especuló sobre una posible causa del accidente, sugiriendo, sin presentar evidencia, que la política de diversidad de la administración de Joe Biden y la falta de personal en el control aéreo podrían haber influido en la tragedia. Según informes de prensa, el personal de la torre de control del Aeropuerto Internacional Ronald Reagan no estaba en su nivel normal de disposición en el momento de la colisión. Los investigadores de la Agencia Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) están llevando a cabo la investigación y se espera que un informe preliminar esté disponible en los próximos 30 días. Este accidente, ocurrido entre un avión Bombardier de pasajeros operado por una subsidiaria de American Airlines y un helicóptero Black Hawk en una misión de entrenamiento, se ha convertido en el mayor desastre aéreo en Estados Unidos desde 2009.

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