La crisis política que atraviesa Venezuela ha llegado a un punto álgido, con Edmundo González Urrutia pidiendo el respaldo de la Fuerza Armada para asumir el poder en lugar de Nicolás Maduro, mientras que la líder opositora María Corina Machado convoca a manifestaciones para el próximo 9 de enero. Este momento de tensión coloca a los militares en el centro de la disputa por el poder, un rol que, según analistas, podría ser crucial para el futuro de la nación.
En un video dirigido a la Fuerza Armada, González Urrutia, quien ha estado fuera del país tras recibir asilo político en España, expresó que el próximo 10 de enero, día de la toma de posesión de Maduro para su tercer mandato, él debe asumir el rol de comandante en jefe del país, argumentando un fraude en las elecciones presidenciales de 28 de julio. Según González, la comunidad internacional ha respaldado este reclamo, con Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos desconociendo la reelección de Maduro.
González, quien ha viajado por diversos países de la región como Argentina, Uruguay y Estados Unidos, está intentando ganar apoyo internacional y presionar a los militares para que se desmarquen del régimen chavista. Su estrategia, según expertos, tiene como objetivo fortalecer la causa opositora y aumentar la presión sobre el gobierno de Maduro a nivel internacional.
Sin embargo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha respondido con firmeza a este desafío. En un comunicado, el alto mando militar ratificó su lealtad y obediencia a Maduro, quien está programado para tomar posesión ante un Parlamento controlado por el chavismo. El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, advirtió que el llamado de González Urrutia “no tendrá el más mínimo calado” en las filas castrenses, asegurando que las fuerzas armadas se mantienen leales al gobierno. Maduro celebró la respuesta, publicando en sus redes sociales un mensaje en el que exclamaba: “¡No podrán!”.
Este respaldo de la Fuerza Armada a Maduro no es sorpresa, ya que bajo el liderazgo de Hugo Chávez y Maduro, las fuerzas militares han gozado de una influencia considerable dentro del gobierno, ocupando puestos clave en la administración y en la vital industria petrolera. María Corina Machado, líder opositora y quien ha ganado relevancia en los últimos meses, ve en la Fuerza Armada un posible punto de inflexión para la oposición, aunque los analistas coinciden en que, por el momento, la fractura en las filas militares parece improbable.
Para el analista en geopolítica y diplomacia, Mariano de Alba, la Fuerza Armada es “crucial” en este juego político, ya que puede decidir si el país avanza hacia una transición o sigue en el marco de un sistema autoritario bajo Maduro. “Si la oposición tiene cartas escondidas bajo la manga, estas podrían estar relacionadas con negociaciones secretas con el alto mando militar”, señaló de Alba. En este contexto, los opositores podrían intentar dividir a las fuerzas armadas o presionar por un cambio de lealtades que permita un cambio en el liderazgo del país.
Sin embargo, la situación actual es compleja. Carol Pedroso, profesora de relaciones internacionales en la Universidad Federal de São Paulo, sostiene que un cambio de poder es improbable en el corto plazo, a menos que las facciones dentro del gobierno y los militares opten por distanciarse de Maduro y apoyar una transición. Según Pedroso, todo dependerá de los movimientos estratégicos de la oposición y sus posibles acuerdos con sectores militares que puedan estar descontentos con el régimen.
Las protestas que siguieron a la proclamación de Maduro como presidente electo en 2018, que dejaron al menos 28 muertos y cientos de heridos, reflejan la tensión social en el país. María Corina Machado, quien lidera el ala más radical de la oposición, ha convocado a protestas para el 9 de enero, en un intento por movilizar a las masas y presionar aún más al gobierno. Machado ha apelado a “superar el miedo” y continuar luchando por la democracia en Venezuela, a pesar de las amenazas de represión por parte del gobierno.
El régimen de Maduro, por su parte, ha utilizado en varias ocasiones el aparato represivo del Estado, incluidas las fuerzas de Contrainteligencia Militar (DIGCIM), para frenar las manifestaciones y silenciar a los opositores. La advertencia de Diosdado Cabello, quien aseguró que “no va a pasar nada”, deja claro que el gobierno está preparado para enfrentar cualquier intento de desestabilización.
El tablero político en Venezuela está marcado por una alta polarización y una compleja dinámica de poder entre el gobierno y la oposición. Maduro continúa consolidando su poder, especialmente dentro de la Fuerza Armada, mientras que la oposición, liderada por figuras como Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, sigue buscando alternativas para forzar un cambio.
No obstante, la clave de todo este proceso podría estar en las decisiones de la Fuerza Armada, que, por ahora, parece mantenerse fiel al régimen de Maduro. Sin embargo, todo está abierto, y si el gobierno comienza a ceder terreno o si las protestas logran ganar terreno, las circunstancias podrían cambiar rápidamente.