Las restricciones impuestas por el Gobierno israelí sobre los palestinos cristianos han afectado significativamente la capacidad de estos para participar en las celebraciones religiosas de la Semana Santa en Jerusalén, particularmente en el Santo Sepulcro, el lugar más sagrado del cristianismo.

Desde el inicio de la guerra en Gaza, los puestos de control militares en los accesos a Jerusalén se han multiplicado, generando desconfianza y temor entre los palestinos cristianos, quienes, incluso con permisos israelíes, se enfrentan a la posibilidad de ser detenidos o retenidos arbitrariamente.

Jhon, un comerciante de Belén cuyo restaurante familiar lleva más de 50 años en funcionamiento, destacó la situación con amargura: «Te pueden llevar preso, te pueden retener en el ‘checkpoint’. Todo sin razón alguna, o mejor dicho, ser palestino es la única razón». Esta situación se repite en muchos hogares de palestinos cristianos que buscan llegar a Jerusalén para participar en las festividades religiosas, especialmente durante la Semana Santa.

Permisos limitados para los palestinos cristianos

Para este 2024, el Gobierno israelí ha otorgado solo 7,000 permisos de una semana a los palestinos cristianos residentes en Cisjordania, un número muy inferior al total de 50,000 cristianos que viven en la región. Estos permisos se distribuyen con restricciones que limitan severamente las oportunidades de los palestinos para asistir a las misas y celebraciones religiosas en Jerusalén.

Louis Mickel, un comerciante cristiano de Belén, explica que, a pesar de su deseo de visitar Jerusalén durante la Semana Santa, no lo hará por miedo a los controles militares. «Nosotros (los palestinos) no podemos ir a Jerusalén a diario porque necesitamos permiso israelí. Solo nos dan uno con duración de una semana para ir a celebrar o visitar las iglesias, lo que es muy triste», lamenta Mickel.

Impacto en la economía local

Además de las restricciones religiosas, la situación política y de seguridad está afectando gravemente la economía de Belén. El comerciante cristiano Nabil Jakman ha tenido que cerrar una de sus tiendas debido a la crisis. «La guerra en Gaza ha hecho que me cancelen mi permiso de 24 horas por todo el año. Ahora solo me dan uno por una semana durante la Pascua, pero es muy difícil», explica Jakman, quien solía utilizar los permisos para visitar Jerusalén y participar en las misas de la Semana Santa.

La falta de turistas también está golpeando fuertemente a los negocios locales. A pesar de la cercanía de la festividad de la Semana Santa, muchos comerciantes y artesanos de Belén, como los propietarios de fábricas de figuritas de madera de olivo, no han visto el flujo esperado de turistas debido a las restricciones israelíes y la situación de seguridad. «Uno llega con la idea de que va a haber demasiado turismo, demasiada gente y realmente hemos estado en lugares muy importantes y había muy poca», comenta Diana Espina, una peregrina colombiana que recientemente visitó Belén.

Emigración forzada por la crisis

La situación está llevando a muchas familias palestinas a considerar la emigración como una opción para escapar de la difícil situación económica y política. Mickel, cuyos hijos emigraron a Italia y España debido a la crisis, observa cómo las calles de Belén, que en años anteriores solían estar llenas de turistas durante la Semana Santa, ahora están desoladas.

Desconfianza por los controles militares

La constante vigilancia de los puestos de control israelíes sigue siendo un obstáculo para los palestinos cristianos que desean asistir a las celebraciones religiosas en Jerusalén. Muchos, como Jakman, prefieren no arriesgarse a ser detenidos o interrogados por las autoridades israelíes y deciden no acudir a las misas o procesiones, incluso si tienen un permiso. «Yo quiero ir a rezar, no estar bajo su vigilancia», afirma Jakman.

La situación que enfrentan los palestinos cristianos resalta las crecientes dificultades que impone el conflicto y las restricciones de movilidad, que no solo afectan su derecho a la libertad religiosa, sino también a su bienestar económico y social.

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