A un año de asumir la Presidencia de México, Claudia Sheinbaum mantiene niveles de aprobación superiores al 70 %, según encuestas, aunque su administración enfrenta retos significativos en seguridad y relaciones internacionales.
Durante su primer informe de gobierno, realizado a inicios de septiembre, la mandataria aseguró: “Vamos bien y vamos a ir mejor… Llegamos a seguir transformando la nación, por la paz y el bienestar del pueblo”.
Avances y desafíos
Sheinbaum ha impulsado programas sociales y logrado estabilidad económica, pero la estrategia en seguridad genera dudas. Aunque los homicidios se redujeron 25 % en los primeros 11 meses de su mandato, el promedio diario aún ronda los 65 asesinatos. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) indica que más del 63 % de los ciudadanos percibe la inseguridad como el principal problema del país.
El analista en seguridad David Saucedo señala que, si se mide contra las promesas de campaña —como reducir los homicidios en un 50 %—, el Gobierno aún queda lejos de cumplir sus objetivos. No obstante, Sheinbaum mantiene altos niveles de popularidad gracias a su imagen de austera y comprometida contra los cárteles, similar a la percepción que tuvo su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Relaciones con Estados Unidos
La presión internacional, especialmente de Washington, representa otro desafío. La Casa Blanca percibe al Gobierno mexicano como tímido ante los cárteles y cuestiona la veracidad de las cifras oficiales. Entre las exigencias se incluyen decomisos, extradiciones, presencia de la Guardia Nacional en fronteras y sanciones como la cancelación de visas a funcionarios mexicanos.
Mapa criminal y nuevas dinámicas
El panorama del crimen organizado se ha reconfigurado en este primer año. La división interna del Cártel de Sinaloa provocó nuevas alianzas: los ‘Chapitos’ se acercaron al CJNG, mientras Ismael “El Mayo” Zambada consolidó coaliciones con otros grupos. Esto ha generado dos grandes bandos en pugna, junto a cárteles medianos como la Familia Michoacana, desatando violencia extendida en varias regiones.
Entre los retos más críticos, Saucedo destaca el “narcoterrorismo”, ataques del crimen organizado contra civiles, y la “narcopolítica”, infiltración de cárteles en procesos electorales mediante amenazas o financiamiento.