El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este martes a Reino Unido acompañado por su esposa Melania, donde fue recibido en el castillo de Windsor por los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y los monarcas Carlos III y Camila.

Durante su primera jornada, Trump permanecerá en el castillo, una de las residencias oficiales de la monarquía británica, alejado de una manifestación convocada en Londres en su contra. “Dicen que el castillo de Windsor es lo máximo, así que va a estar genial”, declaró el mandatario de 79 años antes de partir de Washington.

Esta es su segunda visita oficial a Reino Unido, después del viaje realizado en 2019 durante su anterior mandato. Todos los actos serán a puerta cerrada, evitando el contacto con multitudes debido a su impopularidad en el país. La agenda culminará el jueves con una reunión en Chequers, la residencia oficial campestre del primer ministro Keir Starmer, a unos 70 km de Londres, donde abordarán temas económicos y políticos.

A pesar de su alejamiento de la capital, decenas de manifestantes se concentraron cerca del castillo de Windsor con pancartas y consignas anti-Trump. El grupo “Led by Donkeys” proyectó imágenes de Trump junto al criminal sexual Jeffrey Epstein sobre una torre del castillo, en un acto que terminó con cuatro arrestos. La relación de Trump con Epstein ha sido un tema recurrente que ha empañado su imagen pública.

Durante su visita, Trump disfrutará de un despliegue ceremonial de la monarquía, que incluye 1.300 miembros de las fuerzas armadas británicas, un desfile en carruajes y un banquete real con alrededor de 150 invitados. Además, junto a Melania y los miembros de la familia real, depositará flores en la tumba de la reina Isabel II en la capilla de San Jorge.

El programa también contempla un desfile aéreo, con aviones de combate británicos y estadounidenses, además de la patrulla acrobática Red Arrows. Según medios británicos, el rey Carlos III, de 76 años y en tratamiento contra el cáncer, no estaba especialmente entusiasmado con la visita, pero el gobierno laborista busca fortalecer la tradicional “relación especial” entre Londres y Washington.

Trump aprovechó la llegada para elogiar al monarca: “Carlos ha sido un amigo mío durante mucho tiempo, todos lo respetan y lo quieren”, declaró al arribar a la residencia del embajador estadounidense en Londres, donde pasó la noche antes de trasladarse a Windsor.

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