El subdirector del Gabinete de Políticas de la Casa Blanca, Stephen Miller, afirmó que la deportación del salvadoreño Kilmar Ábrego no fue un error, sino un acto de «justicia» en el marco de la legislación estadounidense. Miller defendió la decisión tras la reunión entre los presidentes Nayib Bukele y Donald Trump en la Casa Blanca, donde se destacó la cooperación entre ambos gobiernos en la lucha contra el crimen organizado.
En un mensaje a través de su cuenta en X, Miller subrayó que la deportación de Ábrego, un miembro de la pandilla MS-13, era legal y basada en las leyes que designan a ciertos individuos como «terroristas extranjeros». Resaltó que el salvadoreño tenía una orden de deportación desde 2019, y que su presencia en EE. UU. era ilegal. Además, se refirió a los medios de comunicación, acusándolos de tergiversar la información sobre el caso.
This is not a “Maryland man” this is an illegal alien from El Salvador whom two judges have ruled is part of MS-13, a foreign terrorist organization.
El Salvador doesn’t want to give him back—nor do we want him back. pic.twitter.com/CouI9cVwwI
— Attorney General Pamela Bondi (@AGPamBondi) April 15, 2025
El funcionario también destacó el apoyo de El Salvador en la reclusión de pandilleros, incluyendo a miembros del Tren de Aragua, en el Centro de Confinamiento Contra el Terrorismo (Cecot), en El Salvador. Este gesto fue aplaudido por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien agradeció la colaboración del presidente Bukele para garantizar la seguridad de EE. UU.
Por su parte, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, afirmó que la política exterior de EE. UU. es responsabilidad del presidente Trump, no de los tribunales, en referencia a la deportación de miembros de pandillas y su eventual reclusión en El Salvador.
La Casa Blanca subraya que la seguridad nacional de EE. UU. sigue siendo una prioridad, y las acciones contra los miembros de pandillas son parte de un esfuerzo conjunto para prevenir amenazas terroristas y criminales.