Las remesas familiares enviadas por migrantes centroamericanos desde el extranjero registraron un notable crecimiento en el primer trimestre de 2025, con aumentos de hasta el 24% en algunos países, según cifras oficiales de los bancos centrales de la región.
Este fenómeno, que ha beneficiado principalmente a Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, ha sido vinculado por analistas y autoridades locales a un posible cambio en el comportamiento de los migrantes, motivado por el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos bajo la actual administración de Donald Trump.
En Guatemala, el Banco de Guatemala reportó ingresos por remesas que alcanzaron los 5,642.7 millones de dólares entre enero y marzo de este año, lo que representa un incremento del 20.5% en comparación con el mismo periodo de 2024. Honduras, por su parte, recibió 2,620.4 millones de dólares, un 24% más que el año anterior.
El Salvador y Nicaragua aún no han publicado cifras completas del primer trimestre, pero los datos de enero y febrero indican tendencias similares. El Salvador recibió 1,406.3 millones de dólares en remesas durante esos dos meses (un aumento del 14.2%), mientras que Nicaragua sumó 909.1 millones (22.6% más). En el caso nicaragüense, se destacan además importantes flujos provenientes de Costa Rica (68.2 millones) y España (48.6 millones).
En la región, el peso económico de las remesas sigue siendo significativo. En países como Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, estas transferencias familiares representan hasta una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB), funcionando como un sostén crucial para millones de hogares.
“El notable incremento en las remesas podría reflejar la preocupación de nuestros connacionales ante posibles medidas migratorias más estrictas en Estados Unidos. Muchos buscan asegurar recursos para sus familias ante un escenario incierto”, comentó Álvaro González, presidente del Banco de Guatemala, durante un reciente foro empresarial.
El economista guatemalteco Erick Coyoy apoya esta tesis, señalando que el crecimiento podría ser una respuesta preventiva de los migrantes frente a una percepción elevada de riesgo de deportación.
Aunque aún no se puede determinar con precisión si este aumento responde a un esfuerzo por proteger los ahorros familiares o por garantizar el bienestar de sus seres queridos antes de un posible regreso forzado, lo cierto es que las remesas continúan consolidándose como un pilar económico vital para Centroamérica.