La presidenta de México rechazó rotundamente la propuesta de Ronald Johnson, nominado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como embajador en México, de considerar acciones militares contra los cárteles mexicanos sin el consentimiento del gobierno mexicano. En su habitual conferencia de prensa, la mandataria destacó que la postura de su gobierno es clara: “No estamos de acuerdo. Él dijo: ‘Todo está sobre la mesa’. Pues no, eso no está sobre la mesa, ni sobre la silla, ni sobre el piso, ni sobre ningún lado”, enfatizó.
Las declaraciones de la presidenta se produjeron tras una audiencia en el Congreso estadounidense en la que Johnson fue cuestionado por el congresista Chris Coons sobre la posibilidad de acciones militares unilaterales contra los cárteles mexicanos, sin la previa autorización del gobierno de México.
Johnson, quien fue nominado para el cargo de embajador en México, respondió que el presidente Trump considera muy seriamente la protección de las vidas de los ciudadanos estadounidenses. «Si hubiera un caso en que las vidas de los ciudadanos estadounidenses estuvieran en riesgo, creo que todas las cartas están sobre la mesa», indicó el nominado. Sin embargo, aclaró que su «primer deseo» sería que cualquier acción se realizara «en colaboración con nuestros socios mexicanos».
Esta propuesta de Johnson se produce en el contexto de una creciente tensión entre ambos países sobre el tráfico de fentanilo y la violencia asociada al narcotráfico. Hace tres semanas, el gobierno de Trump designó a ocho grupos criminales latinoamericanos, seis de ellos mexicanos, como organizaciones terroristas, acusándolos de ser responsables de la introducción de fentanilo en Estados Unidos.
En respuesta a estas declaraciones, la presidenta de México subrayó que, a pesar de las diferencias, existe una «muy buena coordinación» con Estados Unidos, especialmente debido a la «confianza mutua» y el respeto a la soberanía de cada nación. «Si Johnson es ratificado por el Senado de Estados Unidos, habrá buena relación», añadió la mandataria, pero insistió en que «a México se le respeta».
El rechazo de México a cualquier acción militar unilateral también coincide con la reciente aprobación en el Congreso mexicano de una reforma que castiga con prisión las intervenciones extranjeras no autorizadas por el gobierno de México.
En el marco de estos temas, el presidente Trump, en su discurso ante el Congreso la semana pasada, insistió en que «ha llegado la hora de que Estados Unidos libre una guerra contra los cárteles» y denunció que la frontera sur de Estados Unidos «está dominada en su totalidad por grupos criminales». Sin embargo, la postura de la presidenta mexicana se mantiene firme en defender la soberanía nacional y rechazar cualquier tipo de intervención sin el debido consentimiento.