El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves una reconsideración de su política arancelaria contra México y Canadá, decidiendo eximir de los aranceles del 25 % a una parte significativa de los productos provenientes de ambos países hasta el 2 de abril. Esta medida tiene como objetivo proteger a los fabricantes de automóviles y a los agricultores estadounidenses, según explicó Trump desde la Casa Blanca.

La exención se aplicará a los productos cubiertos por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), lo que beneficia a una gran parte de las exportaciones mexicanas y canadienses. Según funcionarios de la Casa Blanca, más del 50 % de los productos mexicanos y el 38 % de los productos canadienses que ingresaron a Estados Unidos en 2024 lo hicieron bajo este acuerdo.

Además, Trump destacó que la exención será temporal y finalizará el 2 de abril, cuando entre en vigor un sistema de aranceles «recíprocos», que aplicará a cada país el mismo nivel de tarifas que estos imponen a los productos estadounidenses.

En su discurso, Trump también mencionó una conversación telefónica con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a quien calificó como una «mujer maravillosa». El presidente estadounidense señaló que la colaboración entre ambos países ha sido fructífera, especialmente en los temas de migración y la lucha contra el fentanilo. Sheinbaum, por su parte, reiteró que la cooperación ha dado resultados positivos y continuará en áreas clave como la seguridad y el control del cruce ilegal de fentanilo y armas hacia México.

Trump también anunció una reducción de los aranceles sobre la potasa canadiense, un mineral utilizado en fertilizantes, pasando del 25 % al 10 %. Esta medida se suma a la exención temporal otorgada al sector automotriz, que fue solicitada por los fabricantes estadounidenses preocupados por el impacto de los aranceles en sus cadenas de suministro.

No obstante, el presidente dejó claro que los aranceles sobre el acero y el aluminio a nivel mundial, incluidos los aplicados a Canadá y México, entrarán en vigor la próxima semana, como estaba previsto inicialmente.

La decisión llega después de días de tensión entre los tres países, con Trump aplicando el 25 % de aranceles contra México y Canadá, salvo en el caso de los hidrocarburos canadienses, que se gravaron con un 10 %. Este recargo afecta a productos clave como aguacates y tomates de México, así como a madera para construcción y aves de corral de Canadá.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reaccionó al anuncio advirtiendo que Canadá continuará con su lucha contra los aranceles, calificándolos de «injustificados» y afirmando que su país buscará su eliminación total. Ottawa ya ha impuesto aranceles de represalia y ha señalado que podría expandir esta lista en el futuro.

Por su parte, en México, aunque se esperaba una respuesta inmediata, la presidenta Sheinbaum ha optado por tomar un enfoque más prudente, lo que parece haber dado sus frutos al menos en términos de estas exenciones temporales.

La implementación de los aranceles ha generado inquietud en los mercados, en las empresas y entre los consumidores, especialmente con el temor de que puedan tener efectos adversos en la economía, como una posible estanflación. Sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, restó importancia a los efectos inflacionarios a largo plazo, señalando que el impacto de los nuevos aranceles será «puntual».

Mientras tanto, el déficit comercial de Estados Unidos alcanzó en enero su nivel más alto desde 1992, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que, de mantenerse las tarifas, los países involucrados, como México y Canadá, podrían enfrentar efectos económicos adversos significativos.

Esta es una nueva fase en la disputa comercial entre los tres países, que podría seguir evolucionando en las próximas semanas.

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