La guerra comercial entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales se intensificó este lunes con decisiones del presidente Donald Trump que afectarán tanto a China como a México y Canadá.
Trump elevó los aranceles a China del 10% al 20%, lo que desencadenó una respuesta inmediata de Pekín. China anunció que aplicará gravámenes adicionales de entre el 10% y el 15% a varias importaciones alimentarias estadounidenses, como la soja, el trigo y el pollo. «Si Estados Unidos persiste en elevar una guerra arancelaria, la parte china lo combatirá hasta el final», declaró un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian.
A la par, el presidente estadounidense también dejó expirar la pausa en los aranceles a México y Canadá, lo que significa que desde este martes entran en vigor tarifas aduaneras del 25% sobre más de $918,000 millones en importaciones provenientes de ambos países. Estas tarifas afectan particularmente a los productos automotrices y otros bienes industriales. El mandatario había impuesto estas tarifas inicialmente el 3 de febrero, suspendiéndolas por un mes en busca de soluciones a problemas migratorios y el tráfico de drogas. Sin embargo, Trump advirtió que «no hay margen» para evitar la imposición de estos gravámenes. «Lo que tendrán que hacer es construir sus fábricas de automóviles… y otras cosas en Estados Unidos», sentenció.
Aunque México y Canadá han tomado medidas para complacer a Trump, como reforzar la seguridad fronteriza y colaborar en la lucha contra el narcotráfico, las amenazas de aranceles continúan. México, por su parte, ha desplegado miles de militares en la frontera y entregado a capos de la droga más conocidos a las autoridades estadounidenses, mientras que Canadá ha insistido en que menos del 1% del fentanilo y de los migrantes ilegales que entran a Estados Unidos lo hacen a través de su frontera.
La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, calificó las tarifas aduaneras como una «amenaza existencial», subrayando que miles de empleos canadienses están en juego. Ante esta situación, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, advirtió que su país responderá con gravámenes del 25% a bienes estadounidenses por un valor de $155,000 millones.
Por otro lado, la Unión Europea también expresó su preocupación por los efectos que estas medidas arancelarias puedan tener en las cadenas de suministro y la estabilidad económica. Olof Gill, portavoz de la UE, instó a Estados Unidos a reconsiderar su enfoque y buscar una solución basada en reglas que beneficie a todas las partes involucradas.
El impacto de los aranceles ya es evidente en los precios, especialmente en los sectores manufacturero, químico, de transporte, maquinaria, electrodomésticos y alimentación. Según Timothy Fiore, encargado del índice ISM, los aumentos de precios se han acelerado, causando retrasos en pedidos, interrupciones en los proveedores y problemas con los inventarios, lo que podría complicar las promesas de Trump de reducir la inflación.
Con la escalada de esta guerra comercial, el panorama para los consumidores y los sectores industriales es incierto, mientras las tensiones entre las potencias comerciales siguen aumentando.