Panamá ha tomado una serie de medidas para calmar las tensiones con Estados Unidos, en un momento clave de su relación con Washington. El país centroamericano, que recientemente se retiró del acuerdo chino de la Ruta de la Seda, ha ofrecido soluciones para enfrentar las demandas del presidente Donald Trump, quien sigue enfocado en el control estratégico del Canal de Panamá.

Uno de los principales frentes de conflicto entre ambos países es la influencia de China en la región. Trump ha presionado a Panamá para que reduzca la presencia china, especialmente en relación con los puertos operados por la empresa Hutchison Port Holdings, que podrían representar una amenaza para la seguridad de Estados Unidos en caso de un conflicto. Como respuesta, Panamá ha iniciado una auditoría a estos puertos con la esperanza de encontrar razones suficientes para rescindir el contrato con la empresa china, una medida que podría calmar las demandas de Washington y evitar una demanda multimillonaria.

Por otro lado, el tema de los peajes del Canal de Panamá también ha sido una piedra de tropiezo. Trump ha insistido en que los peajes que los buques estadounidenses deben pagar sean reducidos, pero Panamá no tiene un margen de acción significativo, ya que los acuerdos firmados en 1999 obligan a mantener la neutralidad de la vía interoceánica. Cualquier cambio en las tarifas podría violar estos acuerdos y afectar la estabilidad económica de Panamá, que depende del canal para un porcentaje significativo de su Producto Interno Bruto.

El presidente panameño, José Raúl Mulino, ha rechazado las acusaciones de que se hayan eliminado tarifas para los buques estadounidenses, calificando las declaraciones de «mentira intolerable». Además, en un esfuerzo por demostrar su alineación con Estados Unidos, Panamá ha ofrecido una pista aérea en la provincia del Darién para la repatriación de migrantes, como parte de un acuerdo con Washington sobre el manejo de la crisis migratoria.

Aunque Trump ha mencionado la posibilidad de una intervención militar en Panamá para recuperar el control del canal, los analistas consideran que una medida de este tipo es poco probable y políticamente impopular. Sin embargo, la opción de imponer aranceles o sanciones económicas sigue siendo una amenaza real. Panamá, con su economía dolarizada y fuertemente vinculada a los servicios, podría enfrentarse a consecuencias graves si no llega a un acuerdo con Estados Unidos.

El futuro de la relación entre Panamá y Estados Unidos dependerá de si el país centroamericano puede ofrecer suficientes concesiones para calmar las exigencias de Trump sin poner en riesgo su economía o su soberanía. A medida que la situación avanza, la presión sobre Panamá sigue creciendo, y se espera que las negociaciones sigan siendo un punto crítico en la política regional.

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