Ecuador ha decretado un nuevo estado de excepción por 60 días en la capital, Quito, y en siete de sus 24 provincias más afectadas por la violencia relacionada con el narcotráfico. La medida, publicada este viernes en el portal oficial de la presidencia, busca hacer frente al creciente poder de los grupos criminales organizados, que luchan por el control del territorio y las rutas del narcotráfico.

El estado de excepción, que comenzó a regir el jueves, suspende derechos como la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia en las provincias de Guayas, Los Ríos, Manabí, Santa Elena, El Oro, Orellana y Sucumbíos. Además de Quito, también se incluye a los poblados de La Troncal (Cañar) y Camilo Ponce Enríquez (Azuay), así como a todo el sistema penitenciario del país, que ahora se encuentra bajo el control de las Fuerzas Armadas.

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, quien asumió el cargo en noviembre de 2023, ha recurrido de manera constante a este recurso constitucional como respuesta a la ola de violencia desatada por las bandas narcocriminales. La medida fue tomada en virtud del «incremento de los índices de violencia, el cometimiento de delitos y la presencia prolongada de grupos armados organizados», según señala el decreto.

La situación de violencia ha generado fuertes críticas de organizaciones sociales y derechos humanos, especialmente después de incidentes ocurridos en 2024, como el caso de cuatro adolescentes que fueron detenidos en un operativo militar y cuyos cuerpos fueron encontrados incinerados cerca de una base de la Fuerza Aérea. Como resultado, 16 soldados se encuentran bajo prisión preventiva, acusados de desaparición forzada, un delito castigado con hasta 26 años de prisión.

Además del estado de excepción, el gobierno ha impuesto un toque de queda nocturno de siete horas, que va desde las 22:00 hasta las 05:00 horas locales, en varias localidades de las provincias afectadas. Esta medida busca frenar las actividades de los grupos armados organizados que operan con impunidad en varias zonas del país.

La violencia asociada con el crimen organizado ha transformado a Ecuador, que anteriormente era considerado una «isla de paz» en la región, en un escenario de guerra entre bandas que se disputan el control de las rutas de la cocaína, en un contexto de cercanía con Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de esta droga. La tasa de homicidios en Ecuador ha aumentado de 6 por cada 100,000 habitantes en 2018 a un récord de 47 en 2023.

Las autoridades ecuatorianas han intensificado sus esfuerzos contra el narcotráfico, logrando la incautación de más de 282 toneladas de droga en 2024, superando el récord de 219 toneladas del año anterior. A pesar de estos esfuerzos, la lucha contra el crimen organizado sigue siendo uno de los mayores desafíos para el gobierno de Noboa.

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