América Latina se enfrenta a un escenario económico complejo en 2025, marcado por varias incertidumbres que provienen tanto de factores externos como internos. Con las grandes economías de la región (Brasil, México, Argentina) lidiando con sus propios desafíos estructurales, la situación económica global también tendrá un impacto directo sobre la región. A continuación, se destacan tres de los temas más relevantes que definirán el panorama económico latinoamericano:
1. Las Decisiones de Donald Trump: Aranceles, Inmigración y Negociaciones Comerciales
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, programado para el 20 de enero de 2025, será un factor de incertidumbre clave para América Latina. El presidente electo ha prometido reactivar políticas proteccionistas, con medidas que impactarían directamente en los socios comerciales de Estados Unidos en la región.
- Imposición de Aranceles: Trump ha anunciado la intención de imponer un arancel del 25% a los productos provenientes de México, y un 10% a los productos chinos. Si bien economistas como Gerardo Esquivel (UNAM) consideran que estas políticas podrían no materializarse en su totalidad, Joan Domene de Oxford Economics sugiere que los aranceles podrían aplicarse solo a sectores específicos, como el acero, aluminio y productos agropecuarios. De implementarse, los efectos serían significativos, afectando a las economías de México, Canadá y China, y por ende a América Latina en general.
- Guerra Comercial con China: La relación entre EE.UU. y China, dos de los mayores socios comerciales de la región, es otro factor que podría desencadenar consecuencias indirectas para Latinoamérica. Una escalada en las tensiones comerciales entre ambos países podría perjudicar la demanda de productos latinoamericanos, especialmente de materias primas.
- Política Migratoria: Trump también ha prometido continuar con su política de deportación masiva de inmigrantes indocumentados. Esto afectaría a millones de migrantes latinoamericanos, particularmente de países como México y Centroamérica, y podría intensificar las presiones migratorias y políticas en la región.
2. La Incertidumbre Económica Proveniente de China
China, el mayor comprador de materias primas latinoamericanas, está atravesando una desaceleración económica que afectará las exportaciones de la región.
- Disminución de la Demanda de Materias Primas: La desaceleración de la economía china se refleja en la caída de la demanda de productos como soja, cobre, acero y petróleo. A medida que el crecimiento de China disminuye, los países latinoamericanos, particularmente los exportadores de materias primas, experimentarán un impacto directo en sus balanzas comerciales.
- Estímulos Fiscales y Monetarios: A pesar de la desaceleración, algunos analistas como Felipe Hernández prevén que el gobierno chino tomará medidas de estímulo fiscal y monetario en 2025 para tratar de sostener el crecimiento. Esto podría aumentar artificialmente la demanda de materias primas latinoamericanas. Sin embargo, si esta demanda no se recupera, las economías de la región seguirán enfrentando una presión económica importante.
- Efecto de la Guerra Comercial con EE.UU.: Si la guerra comercial entre EE.UU. y China se intensifica, la región latinoamericana podría verse atrapada entre dos gigantes comerciales. El comercio con estos dos países representa una parte significativa de las exportaciones latinoamericanas, y cualquier desacuerdo comercial podría generar un «efecto cascada» que afecte aún más la economía regional.
3. Los Desafíos Internos de las Principales Economías de América Latina
Si bien la incertidumbre externa es una preocupación constante, los desafíos internos de los países latinoamericanos también marcarán el rumbo económico de la región en 2025.
- Crecimiento Económico y Empleo: Según la Cepal, América Latina experimentará un crecimiento moderado del 2.5% en 2025. Sin embargo, este crecimiento no será suficiente para abordar las profundas desigualdades y problemas estructurales de la región, como la alta informalidad laboral, la pobreza y la desigualdad de género. La creación de empleo, especialmente en sectores formales, sigue siendo uno de los grandes desafíos.
- Inflación y Política Monetaria: La inflación en América Latina está en proceso de desaceleración tras los picos alcanzados en 2022. En 2024, la región registró una inflación promedio del 3.4%, y se espera que continúe bajando en 2025. Sin embargo, los tipos de cambio podrían generar presiones inflacionarias adicionales, especialmente si las monedas latinoamericanas se devalúan frente al dólar estadounidense.
- Desajustes Fiscales y Deuda: Muchos países de la región, como México y Colombia, enfrentan déficits fiscales elevados y problemas con la recaudación tributaria. Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México, y Lula da Silva en Brasil, se enfrentan al desafío de ajustes fiscales para contener el deterioro de sus finanzas públicas y evitar un aumento de la deuda. Los ajustes presupuestarios tendrán que equilibrar las necesidades sociales y la sostenibilidad fiscal.
- Inestabilidad Política: En algunos países, como Argentina, el reciente ascenso de Javier Milei ha generado incertidumbre respecto a su política económica y las reformas que implementará. Su enfoque económico, que incluye recortes de subsidios y una drástica reducción del gasto público, será uno de los experimentos más observados de la región en 2025.
En resumen, América Latina enfrenta un 2025 lleno de incertidumbres económicas, tanto internas como externas. Las decisiones de Donald Trump, el panorama de China, y los desafíos internos de los países latinoamericanos como México, Argentina y Brasil marcarán el curso de la región. Sin embargo, a pesar de los riesgos, las oportunidades para aquellos países que logren adaptarse a estas circunstancias seguirán presentes, especialmente en sectores como las energías renovables, la tecnología y las exportaciones no tradicionales.
Será un año clave para la región, donde los países deberán manejar con destreza tanto las tensiones comerciales globales como sus propios problemas estructurales para evitar un retroceso en el desarrollo económico y social.