Venezuela se alista para unas elecciones presidenciales clave que se celebrarán mañana domingo, en las que el actual presidente Nicolás Maduro busca consolidar su poder con un tercer mandato. Las encuestas, sin embargo, sugieren una posible victoria para el frente opositor liderado por el exdiplomático Edmundo González, quien se convirtió en candidato tras la inhabilitación de María Corina Machado, ganadora de las primarias opositoras.

Los comicios coinciden con el 70º aniversario del nacimiento del expresidente Hugo Chávez, fundador del actual régimen chavista. A pesar de los sondeos favorables a González, el ambiente electoral está marcado por la incertidumbre y las tensiones, reflejadas en una campaña turbulenta.

Maduro, que asumió la presidencia en 2013 tras la muerte de Chávez y fue reelecto en 2018, enfrenta críticas por su gestión y por la situación económica y social en Venezuela. La crisis ha llevado a más de siete millones de venezolanos a abandonar el país. A pesar de una victoria en 2018 con un 67,8 por ciento de los votos, su presidencia ha sido ampliamente cuestionada por la comunidad internacional.

El Acuerdo de Barbados, firmado en octubre de 2023, estableció las condiciones para estos comicios, incluyendo garantías para la participación de la oposición. Sin embargo, la inhabilitación de Machado y la dificultad para inscribir a otros candidatos han puesto en duda la legitimidad del proceso.

Edmundo González, candidato de la Plataforma Unitaria, ha prometido abordar problemas cruciales como la liberación de presos políticos, la recuperación económica y la lucha contra la inflación y la inseguridad. González, un político de centro con experiencia diplomática, ha manifestado su disposición a negociar un traspaso de poderes pacífico en caso de una victoria.

El proceso electoral ha estado marcado por ataques judiciales y represalias contra la oposición. María Corina Machado, a pesar de su inhabilitación, ha liderado la disidencia y ha denunciado arrestos y sabotajes durante la campaña. Las tensiones también se han visto exacerbadas por declaraciones de Maduro que advierten sobre posibles «baños de sangre» si el oficialismo no gana, generando preocupación entre líderes sudamericanos y observadores internacionales.

Las dificultades para votar desde el extranjero, debido a estrictas normas y la falta de acceso a consulados en países como Estados Unidos, también han sido un punto de controversia. A pesar de las promesas de facilitar la participación de observadores internacionales, el régimen venezolano ha restringido la presencia de misiones de la Unión Europea y otros organismos.

En este contexto de alta tensión y cuestionamientos, el resultado de las elecciones presidenciales de mañana podría tener un impacto significativo en el futuro político y económico de Venezuela. Las autoridades y la comunidad internacional estarán atentas al desarrollo de los eventos y a las posibles implicaciones para el país y la región.

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