El supertifón Ragasa ha causado estragos en varias regiones de Asia, dejando al menos 14 muertos en Hualien, Taiwán, tras el desbordamiento de la presa del lago de Mataian que inundó viviendas, según autoridades locales. La cifra de desaparecidos sigue en revisión, aunque la Agencia Nacional de Bomberos de Taiwán logró contactar a más de un centenar de personas inicialmente reportadas como desaparecidas.

En Hong Kong, Ragasa provocó lluvias torrenciales, marejadas ciclónicas, caída de árboles e inundaciones en diversos barrios. 90 personas fueron atendidas en hospitales por lesiones relacionadas con el ciclón, y un niño de cinco años y su madre cayeron al mar en el distrito de Chai Wan, permaneciendo ambos en estado crítico junto al padre, quien también fue hospitalizado.

El fenómeno meteorológico alcanzó la provincia china de Cantón, particularmente la ciudad de Yangjiang, tras alejarse de Hong Kong. Autoridades chinas ordenaron cierres de negocios y escuelas en al menos diez ciudades y reubicaron a 2,2 millones de personas para protegerlas del impacto del tifón. La agencia estatal Xinhua reportó que el gobierno destinó aproximadamente 49,2 millones de dólares para las labores de rescate y socorro.

Otras zonas afectadas incluyen Macao, donde se registraron inundaciones generalizadas y cortes eléctricos, y Filipinas, donde al menos ocho personas fallecieron a inicios de la semana debido a la tormenta.

Las autoridades informaron que en Hong Kong, 810 personas buscaron refugio en 50 albergues temporales. La infraestructura urbana sufrió daños significativos: marejadas rompieron puertas de cristal en hoteles, inundaron urbanizaciones costeras y arrancaron estructuras como pasarelas peatonales.

Científicos advierten que tormentas como Ragasa se han vuelto más intensas debido al calentamiento global y sus efectos sobre el clima, lo que aumenta el riesgo de daños y víctimas en la región.

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