La situación en Birmania (Myanmar) sigue siendo desesperante un mes después del devastador terremoto de magnitud 7.7 que azotó el país el 28 de marzo. A pesar de los esfuerzos de ayuda internacional, decenas de miles de personas continúan durmiendo en las calles, sin refugio y temerosas de las réplicas. La Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) ha señalado que las condiciones en el terreno siguen siendo extremadamente difíciles, con muchas personas viviendo a la intemperie, sin acceso a un lugar seguro o digno para pasar la noche.

El terremoto afectó gravemente las regiones de Sagaing y Mandalay, en el centro-norte de Birmania, y dejó un saldo trágico de más de 3,700 muertos y miles de edificaciones destruidas. Además de las víctimas mortales, más de 50,000 edificios sufrieron daños, entre ellos viviendas, escuelas, hospitales y lugares religiosos, lo que aumenta las dificultades para las personas afectadas.

La situación se agrava con la proximidad de la temporada de monzones y la temporada de ciclones, que amenazan con empeorar las condiciones de vida para los damnificados. El país también enfrenta una crisis política interna, con el conflicto armado entre los militares golpistas y las fuerzas prodemocráticas, lo que ha obstaculizado los esfuerzos de recuperación y de distribución de ayuda humanitaria.

La Cruz Roja ha urgido a la comunidad internacional a acelerar las donaciones, ya que hasta ahora solo se ha recibido un 15% de los fondos necesarios de los 113 millones de dólares solicitados en el llamamiento de emergencia. El reto es enorme, con más de 1.3 millones de personas afectadas en al menos cinco estados y regiones, lo que requiere una recuperación a largo plazo y un fuerte apoyo internacional.

El gobierno militar ha actualizado su balance, que ya cifra en 3,769 muertos, 5,106 heridos y 107 desaparecidos, mientras que cerca de 200,000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido al terremoto. La FICR ha destacado la urgencia de una respuesta rápida y efectiva para evitar una mayor tragedia y comenzar a reconstruir las vidas de los afectados.

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