El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, ha anunciado una medida enérgica para frenar los espectáculos públicos que promuevan el crimen y la violencia, particularmente en eventos como conciertos y bailes. A partir del miércoles, se publicará oficialmente un documento que prohíbe este tipo de eventos y establece sanciones, incluyendo la cancelación de los permisos de realización de espectáculos que hagan apología del delito. Ramírez Bedolla subrayó que la medida no afectará la reproducción de música en espacios privados, como vehículos o casas, sino solo en el ámbito público. Además, instó a los 113 municipios de Michoacán a no otorgar permisos para estos eventos violentos.
Esta acción se da en un contexto donde la música, particularmente los narcocorridos, ha sido objeto de controversia. En la misma línea, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó que, aunque no están prohibidos los narcocorridos, el gobierno busca promover otros contenidos musicales que no glorifiquen la violencia. Este tema se destacó después de un incidente ocurrido en la Feria de Texcoco, donde el cantante Luis R. Conriquez fue agredido por los asistentes a su concierto tras negarse a interpretar corridos. Conriquez lamentó el incidente, pero defendió su postura de apegarse a las normas del gobierno respecto a la interpretación de este tipo de música.
Los narcocorridos, subgénero del regional mexicano, abordan temas relacionados con el narcotráfico, la violencia, el dinero, y las armas, lo que genera debate sobre si efectivamente hacen apología del crimen. En respuesta a esta problemática, Sheinbaum lanzó la iniciativa México canta y encanta, un concurso que busca promover una música sin violencia y contrarrestar las adicciones, especialmente en regiones afectadas por el crimen organizado.
El impacto de esta postura del gobierno también se ve reflejado en acciones como la revocación de visas de trabajo y turismo a los integrantes del grupo Los Alegres del Barranco, después de que proyectaran imágenes del líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, ‘El Mencho’, durante sus conciertos en Michoacán y Jalisco.
La situación refleja un esfuerzo del gobierno mexicano por frenar la normalización de la violencia en la música popular, buscando cambiar la narrativa que, en ocasiones, glorifica el crimen y la delincuencia, al tiempo que se enfrenta a las presiones y reacciones de los artistas y sus seguidores. La cuestión sigue siendo un tema de debate sobre hasta qué punto el arte y la cultura deben estar sujetos a regulaciones gubernamentales, especialmente en un contexto de violencia creciente vinculada al narcotráfico.