El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, reveló que el presidente Nayib Bukele accedió a recibir en cárceles salvadoreñas a miembros del grupo criminal Tren de Aragua, como parte de un acuerdo con el gobierno estadounidense. A cambio, Bukele pidió también la deportación de líderes de la pandilla MS-13 que son buscados por delitos en El Salvador.

Rubio destacó que la colaboración forma parte de una estrategia conjunta contra el crimen transnacional, que incluye el uso del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), ubicado en San Vicente, como destino para los deportados, debido a que Venezuela se negó a recibir a sus connacionales vinculados al Tren de Aragua, organización que EE.UU. declaró grupo terrorista el 20 de enero de 2025.

Según datos oficiales, solo en marzo fueron deportadas 278 personas: 238 presuntos miembros del Tren de Aragua y 40 de la MS-13, entre ellos César Antonio López Larios, alias El Greñas, cabecilla de la pandilla.

La embajadora de El Salvador en Washington, Milena Mayorga, ya había adelantado en febrero que Bukele consideraba la deportación de pandilleros como un «tema de honor». Por su parte, Rubio calificó al mandatario salvadoreño como un aliado confiable y confirmó que será recibido en la Casa Blanca el 14 de abril.

Organizaciones de derechos humanos como Cristosal han advertido sobre la falta de claridad en los procesos judiciales de algunos deportados. Según su informe más reciente, solo el 13 % de 94 casos reportados tiene antecedentes penales, aunque el 87 % posee tatuajes y casi la mitad ha sido señalado por supuestos vínculos con estructuras criminales.

El gobierno de EE.UU. no ha precisado cuántos de los deportados enfrentan cargos formales o han sido condenados por tribunales estadounidenses.

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