Tom Homan, exzar fronterizo de la Casa Blanca, defendió enérgicamente la decisión de la administración de Donald Trump de deportar a un grupo de miembros del Tren de Aragua a una cárcel en El Salvador. Este acto, realizado durante el fin de semana, se produjo a pesar de una orden judicial que había llegado tarde, instruyendo la devolución de dos aviones que transportaban a los deportados.

En su defensa, Homan explicó a los medios de comunicación que la orden judicial llegó cuando los aviones ya se encontraban «sobre aguas internacionales», transportando a lo que él describió como «terroristas» que representaban una amenaza significativa para la seguridad pública. Para él, la acción tomada por la administración Trump fue la correcta y añadió que la «eliminación» de estos individuos debería ser vista como un motivo de celebración.

Cerca de 250 personas, presuntamente vinculadas al Tren de Aragua, fueron enviadas a El Salvador bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, una normativa histórica de 1798 que no se utilizaba desde la Segunda Guerra Mundial. Esta ley permitió acelerar el proceso de deportación de miembros de la banda transnacional, un grupo responsable de diversas actividades criminales en América Latina.

Aunque Homan no pudo confirmar individualmente los casos de los deportados, destacó la importancia de la medida, subrayando que la expulsión de individuos involucrados en actividades terroristas era vital para la seguridad nacional. En sus declaraciones, también anticipó que esta operación de deportaciones continuará, anunciando que habría «otro vuelo cada día», sin importar la oposición de los jueces o las críticas de los sectores progresistas.

Con esta acción, la administración de Trump da un paso más en su lucha contra las pandillas transnacionales, reforzando la colaboración con El Salvador para mantener a estos criminales fuera de suelo estadounidense.

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