El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, realizó el miércoles una visita a la frontera sur de su país con México, marcando la visita gubernamental de más alto perfil a esta región desde el regreso de Donald Trump al poder con una ofensiva centrada en la migración.
Durante una reunión de trabajo en la que participaron el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el gobernador de Texas, Greg Abbott, y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, Vance resaltó la postura del presidente Trump, quien afirmó que no se necesitaban nuevas leyes para asegurar la frontera, sino «un nuevo presidente». En este contexto, Vance destacó que las acciones tomadas en la frontera, como el fortalecimiento de la Patrulla Fronteriza, han tenido un impacto positivo.
«Escuché de varias personas en la Patrulla Fronteriza que lo único que necesitábamos era empoderar a estos muchachos para que pudieran hacer su trabajo», comentó Vance, añadiendo que pudo observar desde el aire el impacto de la construcción del muro fronterizo, un proyecto que se impulsó durante el primer gobierno de Trump y continuó con el apoyo del gobernador Abbott. Vance indicó que el flujo de cruces ilegales se había reducido de 1.500 a solo 30 por día en la zona observada.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) reportó que en enero de 2025 hubo 61.465 interceptaciones a lo largo de la frontera suroeste de EE. UU. Según el informe, las detenciones de la Patrulla Fronteriza disminuyeron un 85 % en comparación con el mismo período en 2024, lo que resalta el éxito de las medidas de control implementadas en los últimos meses.
Trump arremete contra la política de «fronteras abiertas» de Biden
La visita de Vance tuvo lugar al día siguiente de un contundente discurso de Trump ante el Congreso, donde criticó la política de «fronteras abiertas» de la administración Biden, que, según Trump, permitió el ingreso masivo de inmigrantes ilegales a Estados Unidos.
Trump se mostró satisfecho con los avances de su administración, destacando que su política de inmigración había logrado reducir los cruces ilegales al nivel más bajo de la historia, una cifra que, según el presidente, se logró sin necesidad de nuevas leyes. Trump también acusó a Biden de «abrir» las fronteras y permitir que los inmigrantes ilegales inundaran las comunidades estadounidenses, afectando servicios como las escuelas y hospitales.
En su discurso, Trump mencionó el caso de las ciudades de Aurora, Colorado, y Springfield, Ohio, que según él, se habían visto «destruidas» por la «ocupación migrante». A pesar de la negativa del alcalde republicano de Aurora, quien desmintió las afirmaciones de Trump, el presidente insistió en que los pueblos como Aurora estaban siendo «tomados por bandas criminales de inmigrantes».
Esta narrativa en torno a la supuesta ocupación migrante ha sido un tema recurrente en la campaña de Trump, quien busca reforzar su postura sobre la seguridad fronteriza a medida que se acercan las elecciones presidenciales.