El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió este jueves que un nuevo acuerdo con China es «posible», recordando que en 2020 se alcanzó un «gran acuerdo comercial» entre ambos países. En declaraciones a los periodistas a bordo del avión presidencial, Trump destacó que, aunque existe «un poco de competencia» entre ambos países, la relación que mantiene con el presidente Xi Jinping es «excelente».

Desde su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump ha intensificado su enfoque en los aranceles como herramienta clave para reducir el déficit comercial de Estados Unidos. A principios de febrero, el mandatario impuso un nuevo arancel del 10% a todos los productos importados desde China, lo que provocó represalias por parte de Pekín. China respondió con gravámenes adicionales, entre los cuales destacan un 15% sobre el carbón y el gas natural licuado, y un 10% sobre el petróleo, maquinaria agrícola y vehículos.

China sigue siendo el país con mayor superávit comercial con Estados Unidos, alcanzando los 295.400 millones de dólares en 2024, según datos de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Por su parte, casi el 15% de las exportaciones de China se dirigieron a Estados Unidos en 2024, según las aduanas chinas.

En respuesta a los comentarios de Trump, un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, minimizó la creciente tensión, afirmando que «las guerras comerciales y aduaneras no producen ganadores y sólo perjudican los intereses de los pueblos de todo el mundo». Guo destacó que ambas partes deberían resolver sus diferencias a través del diálogo y el respeto mutuo.

En una acción paralela, Trump también anunció en febrero tarifas del 25% contra México y Canadá, sus socios comerciales en el tratado T-MEC, debido a la insatisfacción del mandatario con la gestión de la migración irregular y el tráfico de fentanilo en sus fronteras. Sin embargo, acordó suspender temporalmente la imposición de estos aranceles mientras continúa las negociaciones con ambos países.

El presidente de EE. UU. también tiene planes de imponer nuevos aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio de todos sus socios comerciales, como parte de una estrategia más amplia para adoptar una política de «aranceles recíprocos» y proteger la producción nacional.

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