El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el lunes el despido de varios de sus abogados de carrera que participaron en las investigaciones judiciales contra el presidente Donald Trump, en relación con su manejo de documentación clasificada y su vinculación con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Estos abogados fueron parte de la investigación liderada por el fiscal especial Jack Smith, que resultó en la imputación de Trump. Sin embargo, los cargos fueron finalmente desechados después de la victoria electoral de Trump en noviembre de 2024, siguiendo la política de no procesar a presidentes en ejercicio.
«Hoy, el fiscal general en funciones James McHenry ha despedido a varios funcionarios del Departamento de Justicia que desempeñaron un papel clave en el encausamiento del presidente Trump», señaló un portavoz del Departamento de Justicia a la cadena NBC. «Dado sus actos, el fiscal general en funciones no confía en estas personas para ayudar a aplicar fielmente las órdenes del presidente. Esta medida forma parte de la misión de poner fin a la instrumentalización del Gobierno», añadió.
De acuerdo con una fuente citada por NBC, los fiscales despedidos son Molly Gaston, J.P. Cooney, Anne McNamara y Mary Dohrmann, quienes ocupaban cargos de carrera dentro de la institución. Como funcionarios federales de carrera, no pueden ser cesados directamente, por lo que deben enfrentarse a un proceso legal, que incluye la notificación formal y la posibilidad de recurrir a abogados para impugnar su despido.
El exfiscal Joyce Vance calificó de «sencillamente inaceptable» la decisión de despedir a estos fiscales por los casos en los que trabajaron, y expresó que «va contra el estado de derecho. Va contra la democracia», en declaraciones ofrecidas a NBC.