En su primer día como presidente de Estados Unidos, Donald Trump anunció que designará a los cárteles de la droga y pandillas criminales, como la Mara Salvatrucha (MS-13) y el Tren de Aragua, como organizaciones terroristas globales. Este paso forma parte de su agresiva estrategia de seguridad y lucha contra el crimen organizado.
Según fuentes del gobierno entrante, Trump ha ordenado que el gobierno de EE. UU. expulse a los miembros de la banda criminal venezolana, el Tren de Aragua, a la que considera una «fuerza armada irregular» del gobierno de Venezuela, responsable de realizar incursiones y actividades delictivas en territorio estadounidense. La organización, que opera principalmente en América Latina, está vinculada al tráfico de drogas, homicidios, extorsiones y tráfico de migrantes.
El presidente Trump ha intensificado su retórica sobre el crimen y la inmigración durante su campaña, prometiendo tomar medidas drásticas contra los grupos que considera una amenaza para la seguridad nacional. «Estados Unidos es ahora un país ocupado, pero pronto dejará de serlo», declaró en sus mítines. El presidente también aseguró que el Tren de Aragua está «desatando una violenta matanza por todo Estados Unidos» y prometió acelerar la expulsión de sus miembros, al igual que de la MS-13, una de las pandillas más temidas que tiene presencia en varios estados del país.
Trump ha reiterado su compromiso de implementar políticas duras de inmigración, que incluyen la expulsión de inmigrantes indocumentados involucrados en actividades delictivas y el establecimiento de la pena de muerte para aquellos que cometan asesinatos de ciudadanos estadounidenses.
El Tren de Aragua, que se extiende por varios países sudamericanos, ha sido recientemente identificado por el gobierno de Texas como una organización terrorista debido a sus actividades ilícitas. En julio, el Departamento de Estado de EE. UU. ofreció recompensas por información sobre miembros clave de la banda que se encuentran en Colombia y Venezuela.
Estas acciones son parte de una estrategia más amplia del presidente Trump para enfrentar lo que considera una creciente amenaza a la seguridad interna del país y marcar el comienzo de su segundo mandato con medidas contundentes en la lucha contra el crimen organizado y la inmigración ilegal.