El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su administración podría imponer aranceles de hasta el 25% a las importaciones provenientes de Canadá y México a partir del 1 de febrero. Esta medida se enmarca dentro de un discurso nacionalista, donde Trump reiteró su compromiso de abordar lo que considera desequilibrios en las relaciones comerciales de su país.

Desde su victoria electoral en noviembre, Trump ha sido enfático en señalar tanto a aliados como adversarios comerciales, proponiendo aranceles como una estrategia para impulsar reformas que aborden preocupaciones internas de Estados Unidos, como la inmigración ilegal y el narcotráfico.

El mandatario acusó a México y Canadá de no frenar el flujo de inmigrantes ilegales ni la llegada de sustancias como el fentanilo, drogas que han marcado una de sus principales preocupaciones. «Estamos pensando en términos del 25% a México y Canadá, pues están permitiendo un enorme número de personas, Canadá también abusa fuertemente -grandes cantidades de gente viniendo, y de fentanilo llegando-«, declaró desde el Despacho Oval.

Trump había adelantado en su campaña electoral la posibilidad de imponer aranceles adicionales a productos chinos, así como a los bienes provenientes de Canadá y México, si estos países no tomaban medidas más estrictas en torno a los temas de inmigración y tráfico de drogas.

México y Canadá, socios comerciales de Estados Unidos bajo el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), firmaron en el mandato anterior de Trump el acuerdo que reemplazó al TLCAN. La medida ha generado preocupación sobre posibles represalias comerciales.

La ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Melanie Joly, aseguró que Canadá se preparará para enfrentar cualquier cambio en la política comercial estadounidense. «Trabajaremos para asegurarnos de que estamos preparados para responder a las políticas comerciales de Estados Unidos», declaró.

Por su parte, el comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, subrayó que la Unión Europea defenderá sus intereses económicos frente a las nuevas medidas de Trump, alertando que un conflicto comercial con el bloque tendría repercusiones negativas para todas las partes involucradas.

Trump también destacó su intención de reformar el sistema comercial de Estados Unidos para proteger a los trabajadores estadounidenses. «Impondré aranceles e impuestos a países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos», indicó. Además, señaló su plan de crear un «Servicio de Ingresos Externos» para recaudar aranceles e impuestos sobre importaciones, y un «Departamento de Eficiencia Gubernamental» destinado a recortar el gasto federal.

En el ámbito interno, el mandatario firmó una directiva para que las agencias federales aborden la crisis del costo de vida, centrándose en reducir los costos de la vivienda.

Los expertos han señalado que las nuevas tarifas podrían generar efectos inflacionarios, lo que podría incrementar los precios de productos importados. Sin embargo, Trump y sus asesores han minimizado este riesgo, argumentando que los beneficios de las reformas fiscales podrían contrarrestar cualquier aumento de precios.

Por otro lado, las empresas estadounidenses temen represalias por parte de Canadá y México, lo que podría afectar negativamente las exportaciones de Estados Unidos. La ministra canadiense, Joly, advirtió que la imposición de aranceles podría desencadenar una «gran guerra comercial» entre los dos países, lo que tendría consecuencias económicas para los ciudadanos estadounidenses.

En el contexto internacional, Trump también amenazó con imponer aranceles del 100% a los países miembros del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y otros) si estos representaran una amenaza al dominio del dólar.

Mientras tanto, uno de los asesores económicos de Trump, Stephen Moore, minimizó el impacto inflacionario de la medida, señalando que el incremento de precios no sería generalizado y que las reducciones fiscales previstas compensarían los aumentos de costos derivados de los aranceles.

El panorama que se perfila podría redefinir las relaciones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios, lo que generará tensiones en los próximos meses. Las medidas anunciadas por Trump reflejan su enfoque agresivo en la defensa de los intereses económicos de su país, aunque las repercusiones podrían extenderse más allá de las fronteras de América del Norte, afectando a las dinámicas globales del comercio.

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