Un avión de Azerbaijan Airlines, que cubría la ruta entre Bakú (Azerbaiyán) y Grozni (Chechenia), fue alcanzado por un misil tierra-aire el 25 de diciembre de 2024, lo que obligó a realizar un aterrizaje de emergencia cerca de la ciudad de Aktau, en Kazajistán. El trágico incidente dejó un saldo de 38 personas fallecidas y 29 sobrevivientes, muchos de ellos en estado crítico.
El vuelo, operado por un Embraer E190AR con matrícula 4K-AZ65, fue impactado mientras sobrevolaba el Mar Caspio, en un área cercana a Chechenia, cuando el sistema de defensa aérea ruso Pantsir-S disparó un misil desde el distrito Naursky. Inicialmente, la tripulación creyó que el impacto había sido causado por una bandada de pájaros, pero investigaciones posteriores confirmaron que fue un ataque erróneo de las fuerzas rusas.
El piloto, Aleksandr Kalyaninov, solicitó aterrizar en aeropuertos rusos cercanos tras el impacto, pero las autoridades de Rusia le negaron el permiso varias veces, lo que complicó aún más la situación. Ante la falta de opciones, el avión fue desviado hacia Kazajistán, donde finalmente logró realizar un aterrizaje de emergencia a unos tres kilómetros de Aktau. Sin embargo, al tocar tierra, la aeronave se incendió, dejando una escena de caos y desesperación. La mayoría de los sobrevivientes fueron encontrados en la parte trasera del avión, mientras que la sección delantera quedó completamente destruida por el fuego.
Las autoridades kazajas han iniciado una investigación oficial sobre las causas del accidente, y se ha creado una comisión para determinar las circunstancias exactas del ataque. Azerbaiyán también está llevando a cabo su propia investigación. El gobierno de Kazajistán ha expresado su disposición a cooperar con Azerbaiyán, aunque no ha comprometido su colaboración con Rusia, lo que refleja las tensiones diplomáticas generadas por el incidente.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha declarado un día de luto nacional en honor a las víctimas, con banderas a media asta y un minuto de silencio en todo el país. Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, expresó sus condolencias a Aliyev en una llamada telefónica, lamentando profundamente la pérdida de vidas y deseando una pronta recuperación a los heridos.
Implicaciones geopolíticas y tensiones diplomáticas
Este trágico suceso ha desatado una serie de especulaciones sobre las posibles motivaciones detrás del ataque, especialmente considerando que el destino del vuelo era Grozni, la capital de Chechenia, una república rusa gobernada por Ramzan Kadyrov, aliado cercano del presidente ruso, Vladimir Putin. Este contexto geopolítico ha avivado las tensiones en la región y ha llevado a algunos a cuestionar si el incidente podría haber sido más que un simple error de defensa aérea.
Rusia ha solicitado paciencia mientras se lleva a cabo la investigación, minimizando las acusaciones de un ataque deliberado. Sin embargo, las declaraciones de las autoridades azerbaiyanas y kazajas sugieren que el caso podría tener serias implicaciones diplomáticas para Moscú, dada la naturaleza del incidente y las acusaciones de negligencia por parte de las autoridades rusas al negar el aterrizaje de emergencia del avión.
Estado de los sobrevivientes y apoyo humanitario
De los 29 sobrevivientes, al menos 22 están recibiendo tratamiento médico, y siete se encuentran en estado grave. Las autoridades locales en Aktau han lanzado un llamado a la solidaridad, instando a los residentes a donar sangre para ayudar a los sobrevivientes.
Este accidente ha resaltado las vulnerabilidades de la seguridad aérea en una región marcada por tensiones geopolíticas y conflictos militares. La tragedia ha dejado una profunda huella en las familias de las víctimas y ha puesto en evidencia la necesidad urgente de medidas más estrictas para garantizar la seguridad de las aeronaves en espacios aéreos conflictivos.
La caída de este avión de Azerbaijan Airlines ha generado no solo una tragedia humana de magnitud, sino también un panorama geopolítico complejo que involucra a varias potencias. Mientras las investigaciones avanzan, las tensiones diplomáticas entre Azerbaiyán, Kazajistán y Rusia continúan creciendo, y el mundo espera respuestas claras sobre las responsabilidades y las posibles consecuencias internacionales de este ataque aéreo.