Una historia real detrás de muchas sonrisas…
Llega la navidad, una tradición religiosa, llena de espiritualidad, alegría, regalos y compartimiento, que es aprovechada para estar celebrando en familia y pasarla bien; sin embargo, hay muchos de los cuales quisiéramos que estén presentes, pero es imposible, ya que tuvieron que partir aún mejor lugar. Debemos dedicar siempre un tiempo para reunirnos con todas las personas que amamos, y sobre todo, demostrar ese amor no solo un día, sino todos los días, porqué el mañana no es seguro, y pueda que al final nos arrepintamos de no haberlo hecho y de no haber demostrado ese amor.
A pesar que la navidad, se dice que es un día para compartir y regalar, alguna vez nos hemos puesto a pensar ¿qué pasa con las personas que no tienen familia, qué no tienen un hogar, qué no tienen un abrigo, qué no tienen alimentos? O peor aún, ¿qué no tienen sus padres? y no me refiero a adultos, si no a niños…
La navidad tiene un significado enorme, y además, se adhiere al nacimiento del hijo de Dios, en el libro de Lucas 2: 40 de la versión Reina Valera dice: Y el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él; refiriéndose que Jesús no solo era una persona sabia y espiritual, sino que le encaba ayudar a las personas, sanaba enfermos, daba aliento al desanimado, ayudaba al que lo necesitaba, en fin, muchas cosas más conforme creció.
Ahora bien, hay muchas personas que no tienen un pan para comer, un traje que vestir, a un padre que abrazar, una casa para resguardarse del frio… podemos ayudar a estas personas, como regalarles un par de zapatos, un abrigo, alimentos. Lo más importante es que lo que damos sea de corazón, porque todo lo bueno que hacemos nos regresa con creces.
Una breve historia real… Una pequeña familia de 4 integrantes. La madre trabajaba y cuidaba de sus tres hijos, una joven de 14 años (cuidaba a sus hermanos), un niño de 4 y uno de 2 años de edad; cada que llegaba la navidad todos los niños vecinos desfilaban su ropa nueva, sus zapatos nuevos; pero, los niños de esta familia, a pesar de su enorme pobreza, no tenían la misma alegría que sus vecinos, ya que no vestían trajes nuevos ni zapatos nuevos, tampoco había una buena cena; por lo que decidían encerrarse en su humilde casa como que no había nadie para que no les molestaran y ni les hicieran burla. Sin embargo, a pesar de su corta la edad, el niño de 4 años preguntaba a su madre, ¿por qué no podían ser como los demás? ¿Dónde estaba su padre? ¿por qué no llegaba?, ella con un nudo en la garganta le respondía que por la falta de dinero es que no les podía dar todo lo que merecían, pero que un día iban a tener todo lo que deseaban, por eso, iba a luchar por darles el estudio.
Al final, recibieron la ansiosa navidad feliz que tanto desearon, una persona con corazón de ángel llegó, y sin saber la situación de esta familia, los llevó a que, por primera vez, sintieran el olor, saciaran el deseo y la alegría de estrenar ropa y zapatos, sobre todo, sentir en su paladar el sabor de un pavo preparado en la dichosa salsa navideña… fue su navidad feliz.
Para poder tener una navidad feliz, podemos empezar ayudando a quien lo necesite, mostrar el amor del niño Dios y sentirnos satisfechos al ver la sonrisa de una persona agradecida y los más importante, convivir en familia, darles el tiempo necesario, eso nos hará sentirnos orgullosos.
Feliz navidad y próspero año nuevo.
Una redacción de la autoría de Samuel Barrios.