La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha denunciado un “golpe de Estado” en curso, en un momento de creciente controversia tras su reciente decisión de cancelar el tratado de extradición con Estados Unidos. Esta medida ha permitido el encarcelamiento de varios narcotraficantes de alto perfil, incluido un expresidente hondureño y familiares de otro.
En una declaración transmitida en cadena nacional de radio y televisión, Castro expresó su preocupación por la seguridad y estabilidad del país, afirmando: “Ratifico que la paz y la seguridad interior de la República están en riesgo […] por un nuevo golpe de Estado que el pueblo debe detener”. Esta declaración llega pocas horas después de la difusión de un video en el que su cuñado, el diputado Carlos Zelaya, aparece en una reunión con narcotraficantes en 2013, solicitando aportes para la campaña electoral de Castro.
La presidenta justificó la cancelación del tratado de extradición con Estados Unidos, argumentando que esta acción era necesaria para proteger a los militares leales a su gobierno y evitar el uso del tratado como un instrumento para facilitar un golpe de Estado.
Sin embargo, la oposición ha señalado que la cancelación del tratado podría estar motivada por el deseo de proteger a miembros del gobierno y de la familia presidencial, en lugar de salvaguardar la estabilidad nacional. La controversia se intensificó el pasado sábado con la renuncia del secretario del Congreso, Carlos Zelaya, y del ministro de Defensa, José Manuel Zelaya, ambos cuñados de la mandataria. La renuncia se produjo después de que Carlos Zelaya admitiera ante la fiscalía haber participado en reuniones con narcotraficantes en 2013.
El martes, el portal especializado InSight Crime publicó un video exclusivo que muestra a narcotraficantes hondureños ofreciendo sobornos a un miembro de la familia presidencial. El portal destacó la gravedad de la situación, señalando que “este video evidencia la profundidad de la narcocorrupción en el país”.
La situación continúa desarrollándose y se mantiene bajo un intenso escrutinio nacional e internacional, mientras el gobierno hondureño enfrenta una crisis política y de seguridad sin precedentes.