La evasión de 20 reos de alta peligrosidad desde la prisión Fraijanes II, cerca de la capital de Guatemala, ha generado una crisis política y de seguridad en el país, con críticas al presidente Bernardo Arévalo y llamados a la renuncia del ministro de Gobernación, Francisco Jiménez.
Los fugados pertenecen a la pandilla Barrio 18, declarada organización terrorista por Estados Unidos. El gobierno guatemalteco no precisó la fecha exacta de la fuga, que ocurre en medio de un repunte de homicidios. Hasta ahora, solo uno de los prófugos ha sido recapturado.
“Creo que es la crisis más grande del gobierno hasta el momento, porque a los ojos de Estados Unidos son 20 terroristas fugados”, afirmó el constitucionalista Edgar Ortiz, señalando que el hecho ha generado un impacto político y de seguridad significativo.
Tres diputados, entre ellos el presidente del Congreso, Nery Ramos, propusieron apresurar la aprobación de una ley antipandillas que endurezca las penas. La semana pasada, el gobierno presentó su propio proyecto de ley, que incluye aumento de condenas y construcción de una cárcel de máxima seguridad.
El gobierno ha reforzado la vigilancia en las cárceles y fronteras de El Salvador, Honduras y México, y ofrecido recompensas por los prófugos. El ministro Jiménez destituyó al jefe del sistema penitenciario y a los directivos de Fraijanes II, pero ha rechazado dimitir.
Analistas consideran que la fuga refleja una falla estructural en el sistema penitenciario.
“Se suman muchos factores y evidencian un liderazgo débil ante esta crisis”, opinó Ortiz.
El presidente Arévalo se encontraba en Europa durante la fuga, donde se reunió con el papa León XIV, y regresó al país el lunes en la noche.
El analista Francisco Quezada, del CIEN, advirtió que la percepción de inseguridad crecerá mientras no se esclarezcan las causas de que los pandilleros lograran salir por la puerta principal de la cárcel.