El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró ayer en la Asamblea General de la ONU que permitir la creación de un Estado palestino equivaldría a un “suicidio nacional” para Israel y reiteró su intención de “terminar el trabajo” en Gaza lo antes posible.
Su intervención, pronunciada en hebreo e inglés, fue recibida con fuertes protestas: decenas de delegados abandonaron el gran salón y hubo abucheos durante su discurso. Netanyahu también dirigió palabras a los rehenes que permanecen en Gaza y afirmó que las fuerzas israelíes no cesarán hasta que sean liberados.
En su alocución, el mandatario criticó a los países que recientemente reconocieron a Palestina como Estado —entre ellos Francia, Reino Unido, Canadá y Australia— y afirmó que esa decisión envía un mensaje que, en su opinión, incentiva la violencia contra los judíos. Según Netanyahu, la Autoridad Palestina está “corrupta hasta la médula” y ceder soberanía sería una temeridad.
Netanyahu también agradeció expresamente el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y defendió las operaciones militares israelíes en la Franja de Gaza, asegurando que su Ejército ha “destruido la mayor parte” de la capacidad operativa de Hamás y que busca concluir la campaña militar cuanto antes.
El primer ministro señaló además que su discurso llegó a la población de Gaza mediante altavoces instalados por las fuerzas israelíes, y rechazó las acusaciones de genocidio formuladas por críticos internacionales, calificándolas de falsas.
La intervención se enmarca en un momento de creciente presión internacional sobre Israel por el avance militar en Gaza y por la oleada de reconocimientos diplomáticos a Palestina por parte de numerosos Estados.