El presidente de Colombia, Gustavo Petro, recibió fuertes cuestionamientos dentro del país luego de que el Departamento de Estado de Estados Unidos revocara su visa tras instar a soldados estadounidenses “a desobedecer órdenes e incitar a la violencia” durante una protesta propalestina en Nueva York.
El expresidente Iván Duque (2018-2022) fue uno de los primeros en reaccionar y calificó la conducta de Petro como “irracional”, al señalar que “jugar con la dignidad de Colombia y con una relación de 200 años con EE. UU. demuestra una conducta irracional”. Por su parte, Álvaro Uribe (2002-2010) subrayó que la sanción estaba dirigida únicamente contra Petro y no contra Colombia, agradeciendo “el noble gesto del Gobierno norteamericano” por centrarse en el mandatario.
Desde la oposición, la precandidata presidencial Claudia López calificó la intervención de Petro como un “show de agitador” para provocar al presidente Donald Trump, mientras que el precandidato Juan Manuel Galán aseguró que Petro “pasó varias líneas rojas” al instar a una rebelión de las Fuerzas Armadas. Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), alertó sobre los “costos inmensos” de un manejo irresponsable de la política exterior.
Abelardo de La Espriella, representante del sector conservador, calificó al mandatario como una “vergüenza nacional e internacional”, recordando que Estados Unidos también retiró la visa al expresidente Ernesto Samper en los años 90 tras el escándalo del proceso 8.000.
En contraste, el ministro del Interior, Armando Benedetti, defendió a Petro y cuestionó que Washington no sancione al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu por la guerra en Gaza, afirmando que “el único que debía perder la visa era Netanyahu, pero el imperio protege al indigno”.
Petro concluyó su agenda en Nueva York con reuniones con el candidato a la alcaldía de la ciudad, Zohran Mamdani, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, antes de regresar a Colombia.