Alexis Valencia, quien representó a El Salvador en el centenario del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ) en Roma en 2015, revive con emoción el momento en que abrazó al papa Francisco durante un encuentro privado en la Santa Sede. Aquel gesto, en medio de una crisis social en su país, marcó profundamente su vida.

“El día que lo saludé emanaba una paz que nunca en la vida he sentido”, recuerda Valencia, entonces coordinador del MEJ en El Salvador. Con esfuerzo propio y el apoyo de terceros, logró hacer realidad ese viaje. En la sala Pablo VI del Vaticano, Francisco lo abrazó tras escuchar su petición de orar por su país. Tres días después, durante el ángelus, el papa mencionó a El Salvador: “Que en la tierra del beato Óscar Romero renazca la paz y la justicia”.

Para Valencia, ahora de 31 años, Francisco fue un papa que “escuchaba, era jovial y entendía a Latinoamérica”. Sus palabras inspiraron a muchos jóvenes a acercarse a la Iglesia y, en particular, marcaron un antes y un después en la mirada pastoral hacia El Salvador, impulsada también por figuras como el cardenal Rosa Chávez y el santo Óscar Romero.

Entre los mensajes del papa que más lo impactaron están los llamados a ser “influencers de Dios” y a vivir con una “alegría misionera”, ideas que Francisco compartió en encuentros internacionales como las Jornadas Mundiales de la Juventud en Panamá (2019) y Lisboa (2023).

El fallecimiento del pontífice ha dejado un vacío emocional en quienes lo conocieron o se sintieron cercanos a él. “Fue una gran tristeza, pero también un momento de gratitud”, expresó Valencia. “Con Francisco, te sentías identificado”.

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