Robert F. Kennedy Jr., conocido como «RFK Jr.» y sobrino del expresidente John F. Kennedy, ha logrado los 51 votos necesarios para ser confirmado como director de una agencia federal clave, con más de 80,000 empleados y un presupuesto de 1,7 billones de dólares. Su designación se suma a las polémicas incorporaciones al gabinete del presidente Donald Trump.
Kennedy, quien a lo largo de su carrera fue un destacado abogado ambientalista, asume este cargo en un momento crítico, cuando los científicos alertan sobre la posibilidad de una pandemia derivada de la gripe aviar, y las bajas tasas de vacunación despiertan temores sobre el resurgimiento de enfermedades infantiles.
A lo largo de las últimas dos décadas, RFK Jr. se ha visto envuelto en controversias, particularmente por sus declaraciones y teorías de conspiración que vinculan las vacunas infantiles con el autismo, y por calificar las vacunas contra el COVID-19 como las «más mortales» jamás creadas. Además, ha cuestionado públicamente que los gérmenes causen enfermedades infecciosas.
Kennedy ha logrado la confianza de los congresistas republicanos, muchos de los cuales inicialmente eran reacios a su nombramiento. Se alineó con sus posiciones, especialmente en temas clave como el aborto.
Sin embargo, durante las intensas audiencias de confirmación en el Senado, los demócratas denunciaron posibles conflictos de interés debido a que Kennedy había recibido honorarios de bufetes de abogados que demandan a empresas farmacéuticas. También ha sido objeto de acusaciones de conducta sexual inapropiada y ha hecho comentarios vinculando los tiroteos escolares con el uso de antidepresivos.
Además de su carrera como abogado y activista, Kennedy ha lanzado su candidatura independiente para las elecciones presidenciales de 2024, en la que ha realizado comentarios que han causado desconcierto, como afirmar que padece un gusano parasitario en el cerebro o que depositó un osezno muerto en Central Park. También se le recuerda por su polémica participación en el uso de una motosierra para decapitar a una ballena muerta.