El presidente Nayib Bukele, defendió el proyecto de minería metálica, asegurando que la contaminación de los ríos del país no está relacionada con la actividad minera, sino con otros factores como los residuos industriales, pesticidas y aguas negras.
Durante una conferencia de prensa, el mandatario afirmó que los ríos salvadoreños están contaminados principalmente por «heces fecales, aguas negras, residuos de las industrias, pesticidas, y hasta tinta de las textileras». En su intervención, destacó que la minería no ha sido practicada de manera significativa en El Salvador y que no ve razón para no seguir el ejemplo de otros países, argumentando que “el 100% de los países del mundo” la llevan a cabo.
“No encuentro un motivo por el cual nosotros no debemos hacer lo que el 100% de los países del mundo hacen”, declaró Bukele, quien también citó a Israel como un ejemplo de país con un alto nivel de estrés hídrico y densidad poblacional, pero que mantiene actividades mineras. «Las cosas se pueden hacer bien o se pueden hacer mal, la minería se puede hacer bien o se puede hacer mal», insistió.
El presidente no detalló específicamente qué sustancias se utilizarán en la minería metálica que su gobierno proyecta impulsar, ni qué empresas estarán involucradas en el proyecto. Sin embargo, hizo hincapié en que la Ley General de Minería Metálica prohíbe el uso de mercurio, aunque el uso de otras sustancias como cianuro, arsénico y drenajes ácidos podría ser permitido, lo que ha generado preocupación entre los ambientalistas debido a los riesgos de contaminación y daño al medio ambiente.
El debate sobre la minería metálica en El Salvador tiene una larga historia. Desde el siglo XIX, el país ha experimentado períodos de explotación minera, principalmente de oro y plata. Sin embargo, el auge de la minería en los últimos años generó una fuerte oposición, especialmente desde 2006, cuando el Ministerio de Economía otorgó permisos a proyectos para extraer millones de onzas de oro y plata. Esto llevó a una campaña en la que se unieron la Iglesia Católica y diversas instituciones educativas, lo que culminó en la prohibición de la minería metálica en 2017.
A pesar de que la Ley de Prohibición de la Minería Metálica fue derogada en marzo de 2024, los críticos del gobierno señalan que las promesas de reconversión de la minería artesanal no fueron cumplidas, lo que sigue siendo un tema de controversia.
En su defensa, Bukele argumentó que la minería, si se realiza de manera responsable, puede ser una fuente importante de desarrollo económico para el país. Sin embargo, las organizaciones ambientalistas continúan expresando su preocupación sobre los impactos ecológicos de estas prácticas, especialmente considerando el uso de químicos potencialmente dañinos.
Con este anuncio, el presidente Bukele avanza en su agenda económica, mientras persisten las interrogantes sobre cómo se gestionarán los riesgos ambientales y las consecuencias para los ecosistemas locales.