Con la posibilidad de consolidar un control absoluto del poder federal, Donald Trump se perfila para asumir el cargo en enero con una base de poder sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos. Su victoria en la Casa Blanca, junto con el control del Senado y, posiblemente, la Cámara de Representantes, le otorgará un nivel de influencia difícil de igualar, limitando considerablemente los contrapesos políticos.

Legitimidad Democrática y Victoria en el Voto Popular

A diferencia de las elecciones de 2016, en las que Hillary Clinton superó a Trump en el voto popular, el presidente electo ha logrado superar este obstáculo en su segundo intento. Al llevarse una ventaja de cinco millones de votos, Trump está en camino de ganar el voto popular frente a Kamala Harris, lo que marcaría un hito para los republicanos, siendo el primer presidente de este partido en 20 años en lograr esta victoria.

Trump ya ha alcanzado y superado los 270 votos del Colegio Electoral, con una ventaja que podría incrementarse a medida que se confirmen los resultados de estados clave como Arizona y Nevada. Si estos estados se suman a su victoria, Trump habrá conquistado los siete estados disputados que tradicionalmente marcan la diferencia en las elecciones presidenciales.

«Estados Unidos nos dio un potente mandato sin precedentes», declaró Trump el miércoles, destacando la magnitud de su victoria en términos de apoyo popular y el sólido respaldo del electorado.

Control Total de las Cámaras

Mientras aún se define el resultado de una treintena de escaños en la Cámara de Representantes, los republicanos parecen encaminados a mantener el control de la misma. Tras haber retomado el Senado, Trump obtiene ahora un control total de las dos cámaras del Congreso, lo que le otorga un poder casi absoluto sobre la legislación, las nominaciones judiciales y la confirmación de funcionarios clave en su administración.

El Senado, en particular, juega un papel fundamental en la política federal, ya que tiene la última palabra en la confirmación de jueces federales y en la nominación de figuras clave del poder ejecutivo. Con el control republicano, Trump puede asegurarse de que sus políticas y nominaciones pasen sin obstáculos, limitando así cualquier resistencia legislativa significativa.

Además, Trump ha consolidado su poder al garantizar que su partido adopte una línea firme y uniforme a través de su lema «Make America Great Again». Ha eliminado cualquier posible disidencia dentro de las filas republicanas, asegurando que la agenda de su administración avance sin interferencias internas.

Inmunidad Jurídica y Nuevas Oportunidades

Otro factor clave que refuerza el poder de Trump es la inmunidad legal que adquirirá al asumir nuevamente la presidencia. El 1 de julio, la Corte Suprema de EE. UU. dictó un fallo que le otorgó a Trump una protección importante, al desestimar la mayoría de los cargos en su contra relacionados con sus intentos de anular los resultados de las elecciones de 2020.

Este fallo le ha proporcionado un respiro frente a las investigaciones judiciales y le da un horizonte despejado para su segundo mandato. Con la inmunidad que confiere el cargo, Trump podrá gobernar sin las presiones legales inmediatas que enfrentaba en su primer mandato.

Un Gabinete de Leales

Durante su primer mandato, Trump optó por rodearse de funcionarios con experiencia política, lo que fue descrito por algunos como «los adultos en la sala». Sin embargo, para su segundo periodo, se espera que el presidente electo nombre a sus más cercanos aliados y colaboradores, en su mayoría personas que han apoyado su campaña, como el multimillonario Vivek Ramaswamy o el CEO de Tesla, Elon Musk. Este movimiento también refuerza su control interno sobre la administración y asegura que sus políticas sean ejecutadas de acuerdo con su visión sin oposición de funcionarios moderados.

Además, Trump tendrá la oportunidad de nombrar al próximo presidente de la Reserva Federal en 2026, luego de la posible salida de Jerome Powell. Durante su primer mandato, Trump fue un crítico abierto de la Reserva Federal, acusándola de no actuar de acuerdo con sus intereses económicos. En su segundo mandato, podría tener la oportunidad de nominar a un presidente de la Fed más alineado con su enfoque económico.

Corte Suprema conservadora

Uno de los legados más duraderos de Trump será su impacto en la Corte Suprema. Tras haber logrado nombrar a tres jueces durante su primer mandato, ahora tiene la posibilidad de consolidar aún más la mayoría conservadora en el tribunal más importante del país. Dos de los pilares conservadores de la Corte, Clarence Thomas y Samuel Alito, de 76 y 74 años respectivamente, podrían retirarse durante su segundo mandato, lo que le permitiría nombrar a dos nuevos jueces más jóvenes, con lo que aseguraría la mayoría conservadora en la Corte por varias décadas.

La Corte Suprema juega un papel crucial en la interpretación de la Constitución y en la resolución de los litigios más importantes, incluidos los casos electorales. Con una mayoría conservadora sólida, Trump podría asegurar que sus políticas y las de su sucesor republicano se mantengan en vigor por un largo periodo de tiempo.

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