El Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador condenó a 50 años de prisión a Marco Antonio Alvarado Flores por el homicidio agravado de Dylan José Cruz Amaya, un niño de dos años y medio, quien era sometido a maltrato físico y verbal constante.

El crimen ocurrió el 6 de abril de 2019 en la vivienda del menor, ubicada en la colonia Santa Teresa, en Apopa, San Salvador. Según el expediente judicial, Dylan estaba bajo el cuidado de Alvarado Flores cuando, tras almorzar y acostarse, no volvió a despertar.

Durante el juicio, se comprobó que el condenado golpeaba al menor con un bate, lo obligaba a sostenerlo mientras permanecía hincado y lo agredía verbalmente. El hombre convivía con la madre del niño desde hacía siete meses.

La autopsia reveló que la causa de muerte fue politraumatismo contuso, es decir, múltiples golpes que provocaron lesiones internas y hematomas en distintas partes del cuerpo, suficientes para causar la muerte inmediata del menor.

Las investigaciones también establecieron que Alvarado Flores ejercía violencia física y verbal contra la madre del niño y sus dos hermanitas.

Tras los hechos, el condenado huyó del país, pero fue capturado en junio de 2025 en Tapachula, México, y posteriormente extraditado a El Salvador para enfrentar la justicia.

Durante la vista pública, el tribunal incorporó declaraciones de familiares, informes científicos y documentación oficial que confirmaron la responsabilidad penal del acusado. El juez calificó su actuación como de “extrema crueldad” hacia la víctima.

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