En un caso que podría tener repercusiones significativas en la campaña de reelección del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, su hijo, Hunter Biden, ha sido declarado culpable en un juicio histórico por tres cargos federales relacionados con la posesión ilegal de armas de fuego por parte de drogadictos.
Esta condena marca un hito, siendo la primera vez que un miembro de la familia inmediata de un presidente estadounidense es declarado culpable de un delito durante el mandato de su padre, aunque los crímenes de Hunter Biden ocurrieron antes de que Joe Biden asumiera la presidencia.
Hunter Biden, de 54 años, fue hallado culpable de comprar y poseer ilegalmente un arma mientras abusaba o era adicto a las drogas, violando la ley federal. Aunque se declaró inocente de los tres cargos, ha sido abierto sobre sus luchas con el alcohol y su adicción al crack.
Dos de los cargos estaban relacionados con la compra del arma en sí misma. Al completar los formularios requeridos por la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), se le acusa de mentir sobre su historial de consumo de drogas ilícitas. Además, el tercer cargo se refiere a la posesión del arma mientras abusaba de las drogas.
El hijo del presidente podría enfrentar hasta 25 años de prisión, aunque su falta de antecedentes penales y la posibilidad de un perdón presidencial podrían influir en la sentencia final. Aunque la Casa Blanca ha descartado explícitamente la opción de un indulto, este panorama podría cambiar después de las elecciones de noviembre.
Este caso plantea preguntas sobre la aplicación de la ley en casos de adicción y sobre quién determina quién es un adicto. Independientemente del resultado final, la condena de Hunter Biden sin duda tendrá implicaciones políticas tanto para la administración Biden como para la campaña de reelección del presidente.